Y es motivo de reflexión, porque no se ha hablado mucho al respecto.
Barbadillo alabó muchas de las decisiones puestas en práctica por el Gobierno y las Administraciones autonómicas para facilitar el acceso al transporte público, con descuentos en los billetes o bonos para los más jóvenes.
Y, en este punto se detuvo para afirmar que tenemos por delante la responsabilidad de estar a la altura, de convencer a todas esas personas que se acercan al transporte público por primera vez para que se conviertan en usuarios recurrentes.
Tiene toda la razón. Uno de los debates más manidos en el seno del Sector durante los últimos meses gira en torno a qué pasará cuando se acaben las ayudas económicas en vigor para los títulos de transporte. Pero quizá no se ha prestado la debida atención a lo que se puede hacer durante el tiempo que están en marcha.
Hay que darlo todo
Y ahí, los empresarios y operadores tienen que dar el Do de pecho. Nunca han tenido tanta ayuda institucional para atraer viajeros, y no la pueden desaprovechar. La fidelización de los usuarios es fundamental, y se debe trabajar desde ya mismo, para que su experiencia sea tan satisfactoria que, en ningún caso, puedan plantearse la vuelta al vehículo privado.
Pero en el caso de los jóvenes primerizos, el asunto cobra una especial relevancia. Esa labor formativa y de acercamiento es clave para esta generación, la cual ya está más predispuesta a dejar el coche en casa (incluso no tienen la necesidad de adquirirlo), pero que necesita ese refuerzo para que el transporte público se consolide en lo más alto de su lista de prioridades a la hora de ejercer su derecho a la movilidad.
Es, por tanto, perentorio que el Sector, en su conjunto, aproveche una oportunidad como la actual, pues nunca se sabe cuándo se presentará una similar. Si es que eso sucede

